viernes, 13 de noviembre de 2009

CLAUDIO DI PASCUA - UN OLVIDADO .



Claudio David Di Pascua, cree que el fútbol debió darle otras oportunidades. Luego de debutar con 17 años en Wanderers, una fatalidad le cortó la carrera cuando había logrado incorporarse a Peñarol.

En su Fray Bentos natal, sus inicios fueron en el club Laureles, donde no demoró en demostrar sus cualidades de puntero derecho. Rápidamente llegó a la selección de Río Negro, para consagrarse campeón del litoral en 1983. En ese torneo de verano fue observado por dirigentes de Montevideo Wanderers, que no dudaron en incorporarlo a sus planteles.

Ese mismo año, siendo "botija", debutó en el equipo bohemio que dirigía Raúl Bentancor. Jugó la segunda mitad del campeonato y convirtió siete goles.

Alcanzó a jugar siete temporadas en Wanderers, lo que le permite ser aún en la actualidad, el segundo goleador en la historia del club y estar entre los diez mejores jugadores, compartiendo el cuadro de privilegio con futbolistas de la talla de Enzo Francescoli y Pablo Bengoechea.

Con Wanderers, de la mano de Gregorio Pérez, logró el torneo Liguilla de 1988.

Con un gol suyo, de tiro penal, lograron vencer en la final a Nacional.

Una anécdota que habla de la grandeza como persona, fue cuando en 1985 le dijo en una práctica al maestro Washington Tabárez: "en Fray Bentos hay un puntero mejor que yo". Efectivamente, también llegado de Laureles, apareció el recordado Walter Pelletti. El ex hombre de Huracán de Parque Patricios y Castellón de España terminó quedándose con la punta derecha.

De todos modos, dice Di Pascua: "era un jugador que metía pierna y corría, por eso en las Copas Libertadores, el titular seguía siendo yo".

La frase dio lugar a otra anécdota. "Recuerdo cuando Tabaré Vázquez era presidente de Progreso. En una nota manifestó que los mejores punteros del fútbol uruguayo, éramos los fraybentinos Pelletti y Di Pascua. Aún guardo ese recorte de diario".

Le cortaron las alas

Por Emiliano Zecca

¿Por qué te decían halcón?

A ese apodo me lo pusieron en Montevideo. Era porque decían que me mantenía mucho tiempo en el aire.

¿Cómo fue tu llegada al fútbol profesional?

Llegué a Wanderers con 17 años en el 83’. Me vieron en la selección de Río Negro, cuando salimos campeones del Litoral. Mi caso fue bastante particular, porque a mí me quería Bella Vista, pero al final ellos contrataron a otro. Después, unos dirigentes de Wanderers vinieron y en una semana se arreglo todo.

No. En esa época, los clubes de acá iban a los Campeonatos de selecciones en el Interior a ver jugadores. Había muy buen nivel.

Sí, siempre lo tuve en mí mente. Yo no era un dotado técnicamente, pero me entrenaba mucho y eso me dio una gran fortaleza física y mental. Lo que hizo que no desaproveche la oportunidad que se me presentó.

Cuando llegaste ¿cómo te adaptaste a la vida en Montevideo?

Estando acá tuve que ir para adelante y aguantar. No cualquiera llega a ser profesional. No alcanza solamente con jugar bien al fútbol. Hubo un tiempo en el que viví en una pensión. No tenía ni para el ómnibus y me iba caminando a los entrenamientos. Hay que saber sufrir, como en todos los ámbitos de la vida, uno empieza de abajo y tiene que aprender a ganarse su lugar.

Me hicieron un convenio como jugador de tercera, pero nunca llegué a jugar en juveniles. Cuando llegué, el técnico era Raúl Bentancour. Entrené dos semanas y me puso de titular en primera. Después de ahí, no salí más. En ese campeonato, convertí siete goles y eso me ayudó a afirmarme. Cuando vos demostrás que estás para jugar en primera, no te bajan más. Salvo que tengas mala conducta o bajes demasiado tu rendimiento. Después si firme mi contrato.

¿Cómo fue ese primer contrato?

Fue un contrato por un año. Vivía bien, me daban: casa, comida y plata por mes. En ese momento fue cuando empecé a ver al fútbol como una forma de vida para mí y para mi familia, así en un futuro no pasar necesidad. En esa época no ganás como para una diferencia, pero te la jugás a conseguir un pase importante a futuro.

Y enseguida que llegaste, se habló de ventas a España

Sí, siempre se habló de que me iban a vender. Salía en los diarios que me quería el contratista Sergio Arakelián, para llevarme al Valencia. Pero no pasó nada.

¿Con vos hablaron alguna vez?

No. Tenía idea por lo que decían los diarios, pero ni preguntaba.

En siete meses pasaste de jugar en la selección de Río Negro a que se hable de vos en el Valencia de España ¿Qué pasaba por tu cabeza?

Para mi era una gran motivación. Pero, enfrentarte a jugadores como Juan Ramón Carrasco, el “Pato” Aguilera, Rubén Sosa, el “Vasco” Ostolaza o compartir la cancha con Bengoechea, ya era un motivación para mí. En esa época había muchos jugadores buenos. Cada club tenía su identidad y algunos estaban seis o siete años jugando juntos.

Ocho años. Gané dos campeonatos Competencia, una copa Montevideo y la Liguilla 87 – 88. Además, obtuvimos un vice campeonato en el 85’ con el Maestro Tabárez.

¿Por qué tanto tiempo?

Porque nunca fui un tipo problemático y jamás hice problema por ningún contrato. Además, antes se mantenían los jugadores en los clubes. No como ahora que se venden en uno o dos años. Pasábamos cinco o seis años en un club y realmente se formaban equipos de fútbol, donde todos nos conocíamos. Se reforzaba con algunos, pero eran cuatro o cinco nomás. Además, yo no era un jugador vistoso, era más bien rendidor, y eso no atrae clubes.

¿Pero nunca te quisieron dejar libre o algún técnico te dijo “no voy a contar con vos?

No, yo era goleador en Wanderers. Siempre hacía como 10 goles por año y eso que durante mucho tiempo me tocó ser suplente. Pero estaba preparado y, cuando me tocaba, respondía.

Decís que muchas veces te tocó ser suplente ¿era por qué tenías altibajos en tu rendimiento?

No, a veces te toca ser suplente. Por ejemplo, con Tabárez al principio jugábamos con tres puntas. Después el Maestro cambió el esquema y me tocó salir a mí (ver recuadro). Son cosas del fútbol, otras veces te puede tocar un técnico que no te quiere y te la tenés que aguantar.

¿Tenías representante?

En mi último año en Wanderers, arreglé con Sergio Arakelián. Él iba a tratar de impulsarme, porque para mí era un año pico. Yo ya había cumplido un ciclo en Wanderers y con 24 años, tenía que buscar nuevos horizontes.

¿Cuál fue la oferta más clara que tuviste?

Cuando se fue Fonseca de Nacional, me quisieron llevar a mí. Ese año, yo quedaba libre por contrato. Pero, Arakelián me dijo que no arregle, que vaya a la gira por España con Wanderers y arreglábamos con un cuadro allá. Entonces, hice la gira por Jeréz de la Frontera y me fue bien. El problema fue que ya estaban los tres extranjeros en el equipo y en ese momento había un puntero argentino que me iba a dejar el cupo. Al final no se quiso ir y me tranco el lugar. Mi representante le ofreció plata, pero igual no cedió.

¿Y qué pasó después?

Decidí venirme y retomar en Wanderers, donde jugué mis últimos meses, hasta que quedé libre. Entonces me surgió la posibilidad de elegir entre Peñarol y Defensor Sporting.

Vos elegiste Peñarol

Claro. Los dos clubes me habían ofrecido la misma plata. Pero ese año, Peñarol jugaba Copa Libertadores y además estaba Menotti.

¿Cuándo debutaste en Peñarol?

Estuve de suplente las dos primeras semanas. Después, entré faltando 20 minutos contra Wanderers y al otro partido fui titular contra Huracán Buceo. En la semana posterior, cuando lo echan a Menotti y viene el “Tato” Ortiz, estábamos entrenando y el hondureño Richardson Smith se me tira en tijera y me lesiona. Rompí ligamentos cruzados y laterales.

¿Qué pasó por tu cabeza en ese momento?

Pensaba que no jugaba más. Me perdí todo: campeonato, gira por Italia y Copa Libertadores. Toda la vida estuve remando para llegar a algo en el fútbol y me viene a pasar esto.

¿Y en la recuperación?

Me preguntaba cómo iba a quedar. Fue complicado. Me operaron y pasé los primeros meses enyesado. Después, empecé a caminar utilizando muletas, luego las dejé y caminaba normal. Más tarde comencé a trotar y de a poco me fui recuperando.

¿Volviste a jugar en Peñarol?

Sí, para un amistoso en Rocha, previo a la Liguilla de ese año. Hice un gol de media vuelta y Ortiz me dijo: “usted va a ser titular en la Liguilla”. Al poco tiempo, contratan a Percudani y a mí me tiran para afuera. Ahí dije: “no juego más al fútbol” y me fui a Fray Bentos.

¿Qué fue lo que pasó en Peñarol?

Mi contrato era por un año a préstamo, con opción de contrato definitivo y para eso Peñarol debía pagar 80.000 dólares. Te imaginás, que va pagarle esa plata a un jugador de rodilla operada. Yo no tuve la chance de demostrar nada.

¿Nunca más hablaste con Peñarol?

Después me llamaron para que venga a jugar el clásico y les dije: “váyanse a la puta madre que los parió”.

Pero sin embargo, al tiempo volviste a Montevideo

Sí, me fueron a buscar a Fray Bentos. Jugué en Rentistas y Liverpool.

¿Por qué volviste?

Me servía económicamente. Pero, ya no era lo mismo, fue volver para atrás. En mi cabeza yo sabía que no quería jugar más al fútbol y no anduve bien.

Pero cuando Peñarol no te renovó, todavía eras joven, ¿no pensaste en quedarte?

Pude haberlo hecho, quizás haber intentado una recuperación en Wanderers. Pero me caí mentalmente. Vos imaginate, estar desde los 17 años hasta los 24 luchando para tratar de hacer algunos pesos y, cuando era mi momento, tengo esa lesión.

¿Y qué hiciste?

A los pocos pesos que pude agarrar en Peñarol, que fueron los 10.000 dólares de prima, los invertí en ladrillo y levanté mi comercio. Después no me quedó nada. Lo que tengo hoy, me lo he ganado trabajando en el día a día.

¿Y qué final imaginabas?

Pensaba que iba a ganar plata. Esperaba la venta a España, para poder hacer una diferencia económica que me hubiese salvado y no estar de verdulero como estoy.

Hoy estás dirigiendo Laureles en Fray Bentos y jugaste la copa de OFI. Además tenés el título ¿Sería una revancha para vos dirigir en Montevideo algún día?

Yo me siento capacitado y uno de los objetivos en mi vida, es poder dirigir Wanderers. Sé que ahí me quieren como persona y me reconocen. Sería una linda revancha.

NO SIEMPRE LAS CONDICIONES AYUDAN A TRIUNFAR- LA SUERTE ES UN ALIADO MUY IMPORTANTE -.

ESTE MUCHACHO CON EXCELENTES CONDICIONES ,.... ENTRE RECOMENDACIONES , PASES FRUSTRADOS , LESIONES ...NO PUDO SER UN JUGADOR DE ELITE.

PERO SI LO FUE MUY IMPORTANTE PARA LA HISTORIA BOHEMIA SIENDO UNO DE LOS MÁXIMOS GOLEADORES DE SU RICA HISTORIA.

Un amigo de verdad

Fragmento tomado del libro Pablo Bengoechea “La clase del profesor”,

escrito por el periodista Leonardo Haberkorn.

Di Pascua era un puntero derecho que había llegado de Fray Bentos y en Wanderers había comenzado a forjares un prestigio de goleador. Tabárez lo guarda en su memoria como “un buen jugador, veloz, le pegaba bien a la pelota y llegaba al gol también”.

Lo único raro era que siempre repetía una cosa

—Allá en Fray Bentos hay otro puntero derecho que es rápido, desborda y le pega con las dos piernas. Y hace muchos goles. Es un puntero completo. Wanderers debería traerlo.

Bengoechea se ríe cuando recuerda. “Todos lo embromábamos. Le decíamos: ‘si es así como vos decís, entonces viene y te saca el puesto”.

Pero Di Pascua respondía siempre a esos evidentes razonamientos con la misma frase:

—Es muy amigo mío.

Para Di Pascua la amistad estaba primero. Su amigo se llamaba Walter Pelletti y tanto insistió que finalmente Wanderers lo trajo.

“Al final —continua Bengoechea— el famoso puntero vino y era todo lo que decía Di Pascua nomás. Era una cosa bárbara. Volaba en la cancha”.

Viendo aquella realidad, un asombrado Tabárez le comentó a Di Pascua:

—Usted es un vivo bárbaro: ¡mire al jugador que trajo para cubrir su puesto!

Di Pascua respondió:

―Es muy amigo mío.

Pelletti jugó un par de partido en tercera y enseguida pasó a ser titular en primera. Di Pascua tuvo que ir al banco de suplentes.

Esto marca la "nobleza " del jugador de fútbol , la llegada de Pelletti lo marginó de ser el titular en su equipo pero le permitió a su amigo ingresar al futbol capitalino y realizar una carrera deportiva muy relevante tanto en Wanderers como en el fútbol europeo y argentino donde tuvo un pasaje con buen suceso en el Huracán de Parque Patricios.

Pero cuanto vale ser buena gente en le fútbol ,sin duda que hoy en día personas como Di Pascuá no abundan en nuestro ambiente.