Hablar de Federico Moreira ( salteño ,48 años)por momentos parece redundante en cuanto a todo lo que ha logrado en su larga y brillante carrera deportiva , la cual hoy prolonga en la faz directriz siendo ni más ni menos el Presidente de la Federación Ciclista Uruguaya cumpliendo ya su segundo período como tal , habiendo cambiado y levantado este hermoso deporte después de varios años donde parecía tocar fondo y no se vislumbraba una salida .Ríos de tinta se han desparramado en los distintos medios de prensa , maratónicas horas de radio y de espacios televisivos se han ocupado de exaltar su enorme figura .
Pero en este caso voy a mencionar el proceso que le llevó a ganar su primera Vuelta Ciclista del Uruguay
COSTO PERO LLEGO EL MOMENTO .
Desde que lo vimos por primera vez sabíamos que iba a ser un crack , pero muchas veces no alcanzaba con sus brillantes condiciones , ganador de varias competencias locales e internacionales basta nombrar el panamericano juvenil de 1979 , Rutas de América 1982 en la última etapa , parece que fuera hoy que escuchando la carrera al recientemente desaparecido Hugo Peire tomando los tiempos desde los estudios de Radio Cristal - ante el retraso del líder de la prueba ni más ni menos que el argentino Eduardo Trillini en la última etapa – decía ¡¡gano Federico Moreira ¡!!!!!!!! .
SU GENEROSIDAD DEPORTIVA PUDO MAS QUE SU EGO PROPIO.
Fue así y que le pregunten a varios compañeros de equipos cuando influyó Federico para que ellos ganaran distintas competencias teniendo a esta “Locomotora humana ”llevando a su compañero a la punta del pelotón – muchas veces a hasta si me permiten el término arrastrándolos hacía adelante , muchos reconocieron “ no sé como hice para seguirle el paso” , lo que se conoce en las jergas ciclísticas peonar , eso lo hacia Moreira sin pensar quién se llevaba la gloria sino la satisfacción de que un compañero lograra su éxito , y nombro dos claros ejemplos en 1981en la Vuelta Ciclista del Uruguay Alcides –fito- Etcheverry y Oscar “pato” Sartore (Rutas de América 1985 ,aunque este después fue descalificado por no sortear un control antidopaje)
En 1983 ganó 12 de las 13 competencias de la temporada, pero llegó la Vuelta Ciclista y se quedó con las manos vacías. Por entonces el público ni lo registraba. “No existía, de nada me servía andar bien en el año si cuando llegaban las competencias más populares no triunfaba”. Sin embargo la realidad ciclística de Federico Moreira cambió a partir de 1986.
Ese año con los colores de Amanecer ganó su primera Vuelta y le dio forma a la condición de ídolo que nació un año antes cuando ganó la Vuelta de Chile.
“Ese triunfo fue muy especial. Desde la época de Carlos y Saúl Alcántara no se ganaba nada afuera y además se dio a la salida de la dictadura, en una época en que la gente necesitaba motivos para festejar”, dijo Moreira a El Observador.
“En 1987 mi vida cambió. Nacieron mis primeros hijos y volví a trabajar, por lo que el ciclismo se volvió una actividad compartida con el trabajo”, expresó.
Luego de servir cuatro años como policía y de un parate laboral, Moreira ingresó en octubre de 1987 como empleado de la Comisión Técnica Mixta de la represa de su natal Salto Grande.
“Ahí dejé de lado las carreras de fin de semana para concentrarme en las pruebas de largo aliento”, confesó.
Hizo historia al andar. El objetivo de superar la mayor cantidad de Vueltas Ciclistas –establecido por el mítico Walter Moyano en 1969– surgió naturalmente.
“Tenía 25 años cuando gané la primera; en ese momento no me imaginaba llegar a superar la marca. Las circunstancias me fueron llevando a ese objetivo”, recordó.
También en Amanecer cosechó su segundo eslabón de gloria, en 1989. Al año siguiente pasó a Peñarol. El impacto popular fue efervescente.
“Cuando me preguntan qué camiseta me marcó más la respuesta cae por sí sola. Por hinchada y repercusión Peñarol fue muy importante en mi carrera. Siempre digo que los grandes tienen que estar en la Vuelta porque el evento llega a todo el país. De todas formas los demás equipos a los que defendí siempre me dejaron cosas buenas”, expresó.
En sus dos primeros años en el club repitió el plato. Ganó en 1990 y 1991 igualando así el hito de Atilio François, único hasta ese momento en ganar tres certámenes consecutivos.
El retorno. Estuvo parado entre 1994 y 1995, retornando con Caloi en 1996, cuando Milton Wynants avisó en el plano local su futura grandeza internacional.
Por entonces era el fanático del ciclismo –su gente– quien lo impulsaba a hacer historia.
Entonces la quimera devino objetivo. En 1997 con Fénix ganó la quinta e igualó a Moyano, y en 1999 se llevó de yapa la sexta con Cruz del Sur.
“Cumplí con lo que me había propuesto, no me quitaba el sueño alcanzar un récord que nadie había podido antes establecer pero me sentí con fuerzas para lograrlo (a pesar de sus 38 años). Cumplí conmigo mismo”, reveló.
Austero al rememorar hazañas y simple en terrenos épicos, este Federico El Grande no extendió los dominios de Prusia. Tan solo conquistó al hincha del ciclismo y levantó un imperio en el deporte del pedal difícilmente igualable.
Flavio Velazco :flaviovelazcocarera.blogs
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